Dentro de la tradición culinaria del semi-desierto nos encontramos con este platillo típico queretano cuyo sabor nos remonta a la época prehispánica.

Este platillo lo podemos encontrar mayormente en Bernal, Tolimal y Cadereyta entre otros lugares del estado. Es un platillo de origen otomí, cultura que se desarrolló en el territorio alto y central de México que hoy conocemos como los estados de Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Estado de México y Tlaxcala. De ahí que tengamos gastronómicamente mucho en común con estos estados.
El probar este manjar del semi-desierto es todo un deleite: en primera por la sencillez de su elaboración y en segundo por la belleza de sus colores y el disfrute de su sabor.
Para su elaboración cortan la penca de la parte en la que nace para posteriormente hacerle un agujero en el centro con mucho cuidado de no cortar los lados, y en esta incisión se meterá todo el relleno que normalmente es pico de gallo, jitomate, cebolla, chile y claro el nopal. Luego se zurce la penca con alambres para no dejar escapar nada durante la cocción y se asa en comal o asador hasta que la penca deje de escurrir liquido.
